domingo, 26 de diciembre de 2010

NAVIDAD ES COMPARTIR

Con el objetivo de hacer de la Navidad una fiesta de amor al prójimo y de convivencia espiritual, la familia Del Río prepara, desde hace 10 años, centenares de tazas con chocolate que invita a toda persona que pasa por su casa.

Nolver del Río, quien reside en Chicago (Estados Unidos), fue el que impulsó esta iniciativa, que se convirtió en una tradición familiar. Todo comenzó el 2000 cuando trajo a La Paz un muñeco inflable de Papá Noel de cuatro metros de altura, que instaló en su casa, en la avenida Costanera, número 13, de la zona de Villa Copacabana.

“Mi hermano siempre acostumbraba a darnos sorpresas y cada vez que llegaba nos traía un obsequio de Estados Unidos. Fue sorprendente cuando trajo el muñeco inflable con la intención de que la gente disfrute de la Navidad y se tome fotos con él. La idea era compartir con las personas, y por eso organizamos una chocolatada”, cuenta Andreína, mientras observa una fotografía del primer año que realizaron la actividad.

Alison Beyer del Río, sobrina de Nolver, recuerda que ese 25 de diciembre del 2000, desde muy temprano empezaron a repartir vasos con chocolate y bizcochos a quienes pasaban por la vereda de su casa.

“Al principio, la gente pensaba que debía pagar por el vaso con chocolate, otros nos decían que no podían servirse, porque creían que sólo era para los niños. Entonces, les explicábamos que era para todos y se servían con gusto”, cuenta la joven de ojos claros. Aquel año la familia repartió 200 tasas con chocolate y 200 bizcochos.

Hoy calculan que entregarán 600 vasos e igual número de bizcochos. Sin reparos en la condición económica o procedencia, los 10 jóvenes y niños que integran la familia se afanarán en atender lo mejor que podían a sus casuales invitados.

Alison explica que, un día antes, se alista todo en la casa y se la decora“con un ambiente navideño” que se complementa con ocho muñecos inflables en los que hay un Papá Noel, un pesebre y un carrusel, entre otros. Los visitantes suelen sacarse fotografías con ellos.

Durante los primeros años, la chocolatada se preparaba sólo para el día de Navidad; sin embargo, a medida que fue pasando el tiempo, la actividad se inició en Nochebuena. “A partir de las 19.00 del 24 nos quedamos para hacer una vigilia toda la noche y esperar el nacimiento de Jesús. Luego en la madrugada comenzamos a repartir el chocolate a todos”, dice Alison.

Sentada en un silla y con los brazos apoyados sobre la mesa, Andreína recuerda, que una Nochebuena, dos muchachos de la calle, llamados Tito y Nelson, se acercaron donde se instaló la vigilia.

“Ese día ellos estaban muy emocionados de ver al Papá Noel. Uno me dijo que ambos eran huérfanos y que sabían que había esta actividad e invitó a su amigo para pasar una Navidad diferente. Recuerdo que intercambiamos una botella de alcohol por una de chocolate. Eso fue algo muy lindo”, dice Andreína.

Elizabeth acota que en estos años no sólo creció el entusiasmo de las personas que los visitan sino también la alegría de los miembros de la familia que se turnan para disfrazarse de Papá Noel. “Cada año mis sobrinos hacen un sorteo para ver quién se va disfrazar”.

Sergio Moscoso, también sobrino de Nolver y quien encarnó al personaje el año pasado, cuenta que cuando los niños lo vieron vestido como el personaje se emocionaron, lo abrazaron y le pidieron regalos. “Recuerdo que una vez vinieron dos chicos de escasos recursos y me preguntaron porque no les había traído ningún regalo y me sentí mal. Mi familia compró algunos obsequios y se los dimos”.

Las anécdotas en estos años de chocolateadas son innumerables, dice Sergio. Recuerda, por ejemplo, que hubo veces que la repartición de los vasos con chocolate provocó trancadera en el tráfico vehicular.

“Recuerdo que había un micro con 30 personas. Entonces, para repartir a todos, con mis primos pasamos uno a uno los vasos. Pero, ocasionamos un trancadera total. Entonces, para que los conductores no se molesten, el Papá Noel se echó en el suelo como si lo habrían atropellado para que nos den más tiempo”.

El joven que desde pequeño creció realizando las chocolatada dice que “es una actividad muy gratificante poder dar y compartir con la gente. Además es un ejemplo, para mis primos y sobrinos que luego continuarán lo que empezó mi tío”.

Anécdotas de la familia

Espacio
Elizabeth del Río cuenta que cuando empezaron la actividad no había espacio, no tenían ollas grandes, servían el chocolate con un cucharón. Pero ahora, tienen una cocina preparada y sirven en termos la bebida caliente.
Secreto
Ella señala que un “tip” para preparar un delicioso chocolate es agregar un poco de sal, aunque una vez se le fue la mano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario