jueves, 23 de diciembre de 2010

Juguetes ante la tecnología

Frente al éxito navideño alcanzado por los videojuegos, las consolas, los muñecos electrónicos y las máquinas a control remoto, un museo conformado por más de 40.000 juguetes antiguos transporta a los nostálgicos a los años felices de su infancia.
Hace cincuenta años, el coleccionista mexicano Roberto Shimizu guardó su primer juguete, un coche de metal inglés Rolls Royce gris fabricado en 1940, que, tiempo después, sería la piedra angular para crear el capitalino Museo del Juguete Antiguo de México.
Junto al Rolls Royce, destacan en este museo piezas como la muñeca original más grande de México, de la que también se conservan sus moldes, o la colección de trenes con motor más pequeños del mundo, así como antiguas muñecas de trapo y carritos de madera de más de cien años de antigüedad.
El local que hoy alberga el museo fue, en la década de los 40 del pasado siglo, la papelería y dulcería de sus padres, quienes en época de Reyes vendían juguetes hechos en México, alguno de los cuales conservaba el coleccionista para sí.
A mediados de 2004, Shimizu decidió transformar la pastelería de sus padres en el hogar de 40.000 juguetes y de un millón de objetos del recuerdo como revistas, disfraces, fotografías o llaveros para que el público pudiera apreciarlos

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