A una semana de la Navidad comienza el Año Nuevo, y he aquí algunas tradiciones que se practican en la última noche del año.
Las doce uvas. Muchos acostumbran comer doce uvas a medianoche, una por cada campanada, y según otros, una por cada mes del año. Por cada uva que se coma se debe expresar un deseo. Pero, por favor, pidan algo que se pueda realizar. Esta costumbre fue heredada de algunas zonas españolas.
Comer carne de cerdo. Se dice que en la cena de año nuevo y en el primer día del nuevo año hay que comer cerdito para que haya abundancia de bienes todo el año que viene.
Esta costumbre era practicada por los inmigrantes europeos, quienes cazaban jabalíes, la cabeza de este animal con abundante mostaza era el plato favorito de los señores feudales. Por estos lugares a este plato lo llamamos huarjata, no es de jabalí, pero es de cerdo.
Recuerda, no debes comer pollo, ni carne de cordero, a menos que quieras pasar el año desplumado, trasquilado, sin un quinto en el bolsillo.
Contar plata. Justo a la medianoche contar nuestro dinero, hasta los centavitos, esto para que no nos falte pla tita todo el año.
Las Maletas y las gradas. Subir gradas es un buen augurio, y qué mejor si lo haces con una maleta, para que durante el año viajes aunque sea a Oruro, si estás en La Paz. ¡Feliz viaje!
Los calzones rojos. Se dice que estrenar ropa interior de color rojo en Año Nuevo te dará pasión en el amor, para otros, atraer un amor nuevo y por consiguiente, la felicidad. La ropa interior amarilla, si quieres prosperidad. Esta tradición es netamente femenina, salvo excepciones.
Deseos de prosperidad. No hay duda de que el Año Nuevo es uno de los principales festejos del planeta. No faltan los juegos artificiales, cohetillos, se brinda con champaña, abundan los abrazos, besos y deseos de buena salud y prosperidad.
La brujita Befana
En algunos países existe la leyenda de la bruja Befana, muy diferente a las demás, empleaba sus conocimientos para ayudar a la gente que la necesitaba, era afecta a la limpieza, su escoba no sólo le servía para barrer su casa y sacar todas las telarañas de esos rincones, sino también para volar raudamente por sus dominios. En aquellos tiempos pasaron por donde vivía la bruja buena, tres Reyes Magos que viajaban hacia el pesebre de Belén y la invitaron a ir con ellos. La mujer se sorprendió, ¿una bruja, una hechicera visitando al Niño Dios? Se sentía indigna. Dijo no, no puedo estar en medio de tres grandes sabios, y no creo que la familia del Niño quiera recibirme. Y se quedó.
Desde entonces la bruja Befana sale cada año a repartir regalos, como señal de arrepentimiento. Cuentan que esta leyenda se originó en Italia y allí se regalan brujitas con escobas para estas fiestas de Navidad.
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