Según el psicólogo Óscar Urzagasti, la primera Navidad después de la separación es la más dura. "Porque se va a tener a los padres separados por primera vez y se da un poco más la reorganización familiar", dice.
Ponerse de acuerdo. Esa es la primera regla que debería regirse en estos casos, señala Urzagasti. "Dentro del acuerdo del proceso de divorcio también se deben pactar lo que son los días festivos, cumpleaños, navidades, vacaciones, etc, porque eso son los temas de conflictos donde cada padre va a querer tener una vivencia propia".
El especialista enfatiza que lo ideal es poner un punto medio que le permita no tanto a papá y mamá quedar tranquilo, sino que esta decisión sea grata para los chicos.
Consultar, pero no deciden. Sin embargo, el psicólogo agrega que según la edad de los hijos se les puede consultar qué les gustaría hacer para esta fecha. "Pero solo para tener cierto consenso entre ambos padres, porque aún siendo adolescentes ellos no pueden decidir qué hacer. Y aún si hubiera problemas entre los padres no es menester de los chicos buscar la solución, sino de los adultos", concluye Urzagasti .
La mejor actitud para disfrutar
En el momento de la separación, el progenitor que pierde la compañía del niño no debe mostrarse triste o angustiado, ya que el pequeño se sentirá culpable y no disfrutará de las vacaciones; por ello, aunque le dé mucha pena que su hijo tenga que marcharse a pasar la Navidad con otra familia, anímele e insístale en que la pase bien con una buena cara.
Tampoco es bueno que haya competencia entre los padres en quién hace el mejor regalo porque solo se pondrá al chico en una triangulación de la cual puede buscar beneficiarse de la enemistad de sus padres y esto no tendrá buenos resultados al final.
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