Los excesos de comidas en estos días pueden pasar factura aumentando las cifras de tensión arterial y de colesterol.
En las fiestas de Navidad y Año Nuevo, las personas aumentan aproximadamente tres kilos por los excesos de comidas. Si bien esta demasía tiene importancia estética, también lo tiene por la salud, más cuando la persona padece de hipertensión. Aunque parezca mentira, es posible comer bien y sano en estas fiestas siguiendo algunos consejos para no incurrir en la exageración.
Controlar el peso para controlar la tensión. Cada año es frecuente que en estas fechas los pacientes engorden entre dos y cuatro kilos a causa del abuso de alimentos calóricos en las comidas navideñas, lo que incrementa el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular.
Según el cardiólogo Roberto Lavadenz, no es lo mismo que una persona sana gane unos kilos de más durante estos días a que lo haga alguien con hipertensión, diabetes y colesterol elevados.
Advierte que durante estos días, los pacientes que sufren de hipertensión deben cuidar especialmente su dieta para evitar complicaciones.
Sugerencias. Según Lavadenz, luego de una comida alta en calorías, se debe compensar con el consumo de fruta o un vaso de yogur. Asimismo, aconseja caminar al día siguiente de una cena para mejorar la digestión.
El médico también recomienda, para quemar las calorías ingeridas, cantar y bailar tras las comidas y cenas, pero sobre todo evitar el consumo del alcohol.
A la hora de comer, dice el cardiólogo, se sugiere hacerlo con calma y masticar bien los alimentos. “Es prudente conversar durante la comida. Se puede esperar un minuto entre bocado y bocado, dejando descansar los cubiertos en el plato. Pero, sobre todo, se recomienda servir la cantidad exacta que va a comer y evite pedir un aumento”.
La frase
“Es posible disfrutar de estas celebraciones evitando los excesos. El secreto se llama moderación”.
Roberto Lavadenz / CARDIÓLOGO
2 son los tipos de hipertensión que existe. El esencial (causas desconocidas) y el secundario (causas conocidas).
55 años. Es la edad en que las personas son más propensas a la tensión arterial.
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