La tradición de sucesión y herencia de niñitos -típica de las familias bolivianas- es una de las razones que induce a las personas a preservar óptimamente la estructura de sus niñitos; este afán no sería posible sin la ayuda de personal especializado en refacción.
Con un pesebre en los brazos y sobre éste un niño de más de 5 décadas, Katherine Saba llega a Bazar Borda en busca de una solución a la ruptura de la mano de su niñito cusqueño. “Lo hemos conservado de generación en generación, es muy antiguo y ya no hay de estos”, asegura Saba, mientras aguarda sentada -en la “sala de espera” de Bazar Borda- que el proceso de refacción culmine.
Paralelamente, en la segunda planta del bazar, el propietario de “La casa de los milagros”, y a la vez el “médico”, Branco Foronda, trabaja minuciosamente junto a un equipo en la recomposición del niñito que pertenece a la familia Sava.
COMO SI NADA HABRÍA PASADO
El equipo de refacción, esculpido y diseño de vestuario de Bazar Borda está compuesto por cinco personas que unen sus capacidades innatas y empíricas para ofrecer servicios con un acabado de primer nivel.
“Me encanta hacer esto”, asevera Branco, a tiempo de moldear uno de los dedos del niñito, además recuerda que él está inmerso en el negocio desde que tenía 10 años, hoy el bazar es una herencia de su abuelo Julián Borda.
El derroche de detallismo en el acabado de sus trabajos, lleva al equipo a concluir obras de refacción hasta en un máximo de siete días.
Sin embargo existen imágenes en las que no amerita emplear días enteros. “Por ejemplo el niñito que estoy haciendo ahora, va a estar listo en 5 minutos más” (ya transcurrieron cinco), dice Foronda y a manera de anécdota recuerda que cierta ocasión le trajeron un niñito que estaba en trozos, “el perro de esa familia lo había mordido hasta dejarlo completamente destrozado”, cuenta Branco.
TRABAJO DE HORMIGA
Uno de los problemas habituales por los que la gente recurre al taller es la ruptura de dedos y manos de los niñitos, y en estas fechas se recomponen al redor de 30 niños diariamente.
Por otra parte existe un staff de diseñadoras que tiene la capacidad de culminar trajes completos -incluyendo zapatos- en un promedio de 15 minutos. La gente tiene una gama de ofertas en cuanto a telas y diseños, sin embargo la tendencia para esta temporada son los atuendos característicos de los campesinos.
“En el taller le entregamos un traje a medida y con la tela de su preferencia”, cuenta una de las modistas, Lourdes Morales, agregando que los costos varían de acuerdo al tamaño y la tela.
DAÑO DETERMINA COSTO
La reparación más costosa no excede los 150 bolivianos, y la más barata equivale a cinco bolivianos, todo depende de la magnitud del daño o la ruptura que tenga la imagen.
Lo mismo sucede con los trajes pues sus precios oscilan entre los 15 y 70 bolivianos. La diferencia económica, en este caso, se debe al tipo de tela que se emplea, “tenemos la tela relámpago y la tela que tiene bordados”, comenta Lourdes Morales, la primera lleva diseños pegados y la segunda viene con aplicaciones de finos bordados.
ÍCONO DE COCHABAMBA
“En Bazar Borda somos autores de la imagen del Cristo que llora”, cuenta Branco Foronda.
Es menester recordar que el Cristo que llora es una imagen que causó bastante conmoción en la población de Cochabamba por haber derramado lágrimas de sangre. Es así que el acceso a la imagen es muy restringido, únicamente dos personas de Bazar Borda pueden tocarlo para realizar refacciones y retoques.
Imágenes como la del Cristo que llora se esculpen de manera continua en Bazar Borda. “Anualmente hacemos como 10 imágenes de hasta un metro y medio de altura”, asegura Branco Foronda.
EXPORTACIÓN E IMPORTACIÓN
Los niños más valiosos son aquellos que vienen de España, este bazar importaba imágenes de niños que valían hasta 1.000 bolivianos, los cuales estaban hechos de materiales especiales y resistentes.
Sin embargo los más solicitados por los clientes -y de los que casi no hay- son los niñitos de Cusco, éstos tienen peculiaridades en el pelo y las pestañas, que están hechos de cabellos naturales, su ropa es confeccionada con materiales autóctonos y típicos de dicho lugar.
Branco comenta que los niños de Sucre tienen el cabello de yute y que sólo las imágenes de Cusco están elaboradas con cabello natural.
Las imágenes que más se reciben en el taller son las de Cusco, y son a la vez las que requieren un trabajo más detallado. “Lo más moroso de refaccionar en un niño de Cusco son sus pestañas, porque yo uso cabello natural para aplicarles pestañas y se pega casi una a una”, asegura Branco.
“NIÑITOS QUE JUEGAN”
La gente que acude al bazar mientras aguarda el acabado de sus imágenes, comenta algunas de sus anécdotas a la recepcionista, Jéssica Vargas, y es ella la que nos relata lo que una de las clientas le contó. Ella aseguraba que para éstas fechas las imágenes del pesebre juegan entre ellos y que además lloraban.
UN ESPERADO NACIMIENTO
Las circunstancias que impulsan a las familias a preservar la estructura de los niñitos -más allá de la herencia o la tradición que se sigue de generación en generación- es un sentimiento profundo de amor a la imagen que en definitiva es el espíritu de la navidad.
Para muchos hogares no basta con conservar al niñito, vestirlo en navidad y ponerlo al pie del árbol, lo que realmente interesa son las muestras de afecto -incluso los mimos- que se le da durante navidad.
“Es como un hijo para mí. Lo beso y lo mimo, porque él llenó de bendiciones mi hogar”, asegura Patricia de Beltrán.
En su caso, el niñito que ella conserva es un obsequio que su madre adquirió en Quillacollo. La anécdota que hace que ella adore más a su “gordito”, es que mientras ella conducía su auto volteó a ver a la imagen -que estaba en brazos de su madre- ella vio un bebé de carne y hueso... “se movía, pataleaba, era un bebé de verdad”, pese a que el hecho no es comprobable, lo único cierto es que al año siguiente ella concibio un hijo que tiene mucha similitud con su imagen.
Las familias que celebran la navidad consideran que el niñito es un ícono de éstas fiestas y el protagonista de la navidad, por tal motivo tiene que lucir impacatantes para la ocasión.
ABANDONADOS Y DONADOS
Algunas personas que llevan sus niñitos a retocar aseguran que volverán y no los recogen más.
“Los guardamos durante un año y si no vienen más los donamos”, afirma Foronda. La hermanas de las diferentes congregaciones de Cochabamba acuden hasta las instalaciones del bazar para llevárselos y luego donarlos a familias de escasos recursos.
“Es una bendicción para el hogar si el niñito es regalado, no tiene tanto valor como cuando uno lo compra”, asegura una clienta de Bazar Borda, Geovana Arancibia, contando además que su niñito tiene los ojos muy llorosos y un día después de la noche buena amaneció con rastros de agua en el rostro, “parecía que habría llorado, me soprendió mucho”.
Tales historias y relatos orales son contados en los ambientes del bazar, que anulamente refacciona cientos de niños con un sólo propósito, hacer renacer a los niñitos para que éstos bendigan los hogares durante la navidad.
Sin lugar a dudas la labor de refacción es un trabajo que muchos requieren pero pocos son aptos para ejercerlo, pese a que el trabajo del personal del Bazar Borda es empírico, éste fue perfeccionado durante más de seis décadas, lo que garantiza la eficacia de su labor.
Durante éstas fiestas los niñitos iluminan el corazón e irradian el espíritu de inocencia en cada una de las personas, su amor merece ser retribuido dándole los cuidados necesarios en navidad.
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