Mariana Carranza (29) más parece la modelo que la diseñadora, pero en realidad es su creatividad y estilo ecléctico lo que la diferencian del resto de las mujeres de la sede de Gobierno donde vive.
Estuvo en la pasarela de Bolivia Moda este año, en La Paz, con su marca Narcisa. Apenas había inaugurado su tienda de diseño en octubre y ya estaba empezando a cosechar sus primeros logros.
Estudió Diseño Gráfico en Santa Cruz, Comunicación en La Paz, hizo talleres de fotografía en Cochabamba y Uruguay y fue alumna de Roberto Valcárcel porque suele fusionar la moda con el arte. “La moda es algo totalmente innato y pasional. Es un proyecto de vida”, confiesa.
Asegura que no sigue una tendencia porque el concepto de moda para ella no es el mismo de una diseñadora convencional.
Pero no solo crea ropa, también hace dirección de arte, fotografía y diseña objetos caseros, desde una silla, colgadores, hasta billeteras.
Hablamos con ella para entender de dónde sale su estilo tan particular.
¿Cómo definís el estilo de tus creaciones?
Las revistas nos muestran algo perfecto y lindo, eso es algo entre comillas irreal y que no todos lo pueden obtener. Yo hago ropa para una mujer real, para que se sienta bonita, con los pies en la tierra. Puede que a muchas no les guste mi estilo porque es sumamente ecléctico, pero es que estoy saturada de tanta perfección, no diseño para figuras de 90-60-90.
Mi objetivo es que la mujer esté cómoda con lo que propongo, que se sienta narcisa, diferente.
¿Y Mariana viste de Narcisa?
Visto de Narcisa, pero también me gustan las marcas argentinas como Kosiuko, Jazmín Chebar y De la Ostia porque son descontraídas y simples.
Si tanto te gusta la moda, ¿no has pensado en inscribirte a una universidad o instituto?
Uno tiene que motivarse, yo he buscado la inspiración y la he encontrado. Siempre curioseo los talleres, indago qué es lo que hay y qué es lo que pasa. Ahora mismo tengo mi taller con un equipo de artesanos, con los que aprendo el día a día.
¿Fuiste de las jovencitas que experimentaba con su ropa o te vestías con el clásico traje de muñequita?
Siempre fui de ponerme bluyín, pero claro que tengo el típico vestidito de muñeca y está bien, porque ahí nace el tema de la feminidad. Siempre estuve experimentando y mezclando ropa y accesorios desde los 10 años, ahí empezó mi curiosidad. Yo cortaba la poca ropa que tenía y decía okey, tengo que hacer algo con esto.
¿Vivís de diseñar?
Sí, por supuesto, antes tenía Casa Nostra, el restaurante de mi familia, pero la pasión jala y como tengo tanta fe en lo que hago, las cosas salen. Ahora estoy ampliando mi marca, tengo presencia en Uruguay en tiendas que me hacen pedidos, también hago envíos a Buenos Aires y a Oregon. Quiero convertir a la mujer en la creadora y protagonista de su propio estilo.
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