lunes, 21 de diciembre de 2015

Oferta de tarjetas navideñas sigue pese a la digitalización


La oferta de tarjetas navideñas ya se ha hecho espacio en tiendas y puestos callejeros de Cochabamba, aunque sin la fuerza de otros años, debido a que su demanda es cada vez más baja.

Comerciantes consultadas por este medio reconocen que, año que pasa, se reduce el interés por las tarjetas navideñas. Atribuyen este comportamiento a la creciente penetración de la red internet y de las nuevas tecnologías, que ofrecen a las personas la posibilidad de intercambiar y hasta confeccionar mensajes navideños en soporte digital y sin necesidad de erogar un gasto específico para ello.

Aun así, el comercio de las tarjetas se mantiene en espacios de la ciudad como la cuadra de la Ayacucho que va de la Heroínas a la General Achá. En ese tramo hay tiendas y puestos callejeros que ofrecen tarjetas de diferentes tamaños, bondades y precios.

CON O SIN MENSAJE En la tarjetería Pamela, que dispone de dos tiendas en la Ayacucho, se ofrecen tarjetas navideñas con precios que oscilan entre los 4 y los 35 bolivianos.

Entre las más accesibles hay una distinción de partida: las que ya llevan un mensaje navideño impreso en su interior y las que se mantienen en blanco para que sus remitentes puedan cifrar un mensaje propio.

A un precio intermedio de 15 bolivianos, se ofrecen las tarjetas musicales, que al abrirse revelan un mensaje y una melodía para sus destinatarios.

Las más caras, de 20 a 35 bolivianos, son tarjetas de tamaño mucho más grande que el convencional y que en su interior tienen figuras desplegables.

Las más demandadas son las de precios más bajos y sus principales compradores son personas adultas, dice Érika Díaz, de la tarjetería Pamela.

Otros clientes regulares son las empresas que adquieren tarjetas en cantidad para repartirlas entre sus empleados, apunta.

Los jóvenes son los que menos las compran, pues prefieren intercambiar mensajes virtuales, añade.

CAÍDA Lidia Cossío, que vende minitarjetas desde hace 17 años en la avenida Ayacucho, afirma que este negocio ha caído drásticamente, sobre todo en los últimos años.

Cossío recuerda que ella comenzó solo vendiendo minitarjetas, pero que, por su decreciente demanda, debió especializarse en la oferta de peluches. Ahora, las tarjetas, que hay de dos tamaños (de un boliviano y de tres por un boliviano), ocupan un lugar marginal en su puesto de venta.

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