domingo, 20 de diciembre de 2015

La batalla de los panetones locales y foráneos

La oferta de panetones no sólo comienza cada vez más temprano, sino que además aumenta en variedad cada año. Los consumidores bolivianos, dicen los importadores, ejecutivos de panificadoras nacionales y vendedores exigen más, no se conforman con un solo sabor e incluso compran diferentes marcas para hacer una comparación en aquellas comidas que reúnen a toda la familia.
Han pasado más de cinco siglos desde que, según la leyenda, alrededor de 1490, un joven aristócrata, Ughetto Atellani de Futi, se enamoró de la hija de un pastelero de Milán y para demostrarle su amor se hizo pasar por aprendiz de pastelero e inventó un pan azucarado con forma de cúpula a base de frutas confitadas y aroma de limón y naranja.
Los milaneses empezaron a acudir en masa a la pastelería a pedir el "pan de Toni”, pues así llamaban al ayudante, y de ahí viene el nombre de panettone.
Hace más de 15 años, en Bolivia las marcas más comercializadas eran unas cuantas; entre ellas La Francesa estaba en un sitial muy importante en el mercado. Luego comenzaron a ocupar espacio la marca San Gabriel, de industrias SOALPRO, y San Luis, de la panificadora del mismo nombre; en Santa Cruz, el panetón de la panadería Victoria también contaba con la preferencia de los clientes.
En muy poca cantidad y sobre todo por contrabando llegaban aquellas marcas extranjeras como Donofrio, de Nestlé, o el pan dulce de Arcor.
Sin embargo, en los últimos 10 años, junto con el crecimiento de la economía también hubo un incremento en la oferta de panetones. Se expandió la cantidad de panificadoras nacionales que se dedican desde octubre a la elaboración de un producto que hoy en día halla lugar en las mesas de todos los hogares; pero también los fabricantes extranjeros comenzaron a dar mayor atención a Bolivia para sus panetones y hallaron en los buenos tiempos para los supermercados la mejor vitrina para la venta de los productos importados de manera legal.
Competencia dura
Sin hablar de cantidades, el gerente comercial de productos alimenticios Arcor en Bolivia, Esteban Queirolo, explica que esa marca tiene un mercado cautivo en Bolivia, "gente que conoce la excelente calidad de Arcor y que siempre preferirá el pan dulce para Navidad”.
"En el caso de las empresas extranjeras tenemos las que son importadas de manera legal, como las que entran de contrabando”, lamenta Queirolo. Debido a la situación económica que viven los países vecinos de Argentina y Brasil, existe una cantidad de productos que ingresan de forma ilegal y con precios más bajos que los que se internan con todas las de la ley; "esto afecta de manera directa a la comercialización que tenemos nosotros”, afirma el representante de Arcor.
En el caso de esta empresa, aquellos panetones que llegan a los mercados por la ruta del contrabando pueden ser ofertados en un precio entre 15% y 20% menor de los que ingresan por vía regular. "En el mercado boliviano lo que la gente se fija es el precio; un producto relativamente barato, por más que sea ilegal, igual va a tener las de ganar ante uno que se introduzca de formal legal”, lamenta el ejecutivo.
Similares cosas pasan con las líneas Donofrio y Bauducco, cuyos panetones pueden ser hallados en los puestos callejeros con precios mucho más asequibles que los que se distribuyen en almacenes o supermercados. Por ejemplo, un panetón Donofrio, de 900 gramos, en lata, se vende en los supermercados a un precio de más de 90 bolivianos, mientras que el mismo producto se encuentra en los puestos de los mercados populares a entre 70 y 75 bolivianos.
"Nuestro mercado ha crecido bastante en cuanto a lo que son consumidores y por ello es que estamos tratando de introducir novedades que vienen de otros países”, explica el representante de Arcor.
Se refiere a que trajeron panetones de la misma marca, pero fabricados en otras de sus 60 plantas al rededor del mundo y ya no solamente de Argentina. "Son otros que tienen distintos tipos de masa y de sabor, son sabores propios de cada país; también trajimos por primera vez este año desde Brasil los panetones Triunfo y Aymoré ”, destaca Queirolo.
Ambas marcas fueron bien recibidas por los consumidores, tanto así que la cantidad que trajeron se acabó rápidamente en los puntos de venta.
El impacto de la venta

Los ingresos anuales de industrias alimenticias como Arcor, Nestlé o Bauducco no necesariamente dependen de la venta de panetones. Todas ellas tiene diferentes líneas de productos que tienen sus temporadas altas de acuerdo con las estaciones del clima o las fechas festivas. Y la Navidad es el momento de los panetones, como el Día de la Madre es el de los chocolates.

Mientras los extranjeros compiten entre ellos en calidad y contra los bolivianos en precio, los fabricantes bolivianos también superan cada año sus propios límites de calidad. Por ejemplo, Industrias SOALPRO ha diversificado su conocida línea de panetones San Gabriel; y ha creado una cuyo objetivo es competir tanto en sabor como en presentación con los importados: el paneton de oro, que pesa un kilo, viene en presentación en lata o caja, ambos muy elegantes y aptos para que las empresas los obsequien a sus trabajadores.
SOALPRO sí pone mucho énfasis en su línea de panetones, por ello ofrece una variedad importante que incluye el Rojo Tradicional (con pasas y fruta abrillantada), el Delichoc (con masa de chocolate y chispas de chocolate), el Tres Reyes (con un peso de 750 gramos en presentación más económica) y el Económico (de 500 gramos, en bolsa laminada).
El responsable de marketing de Industrias SOALPRO, Mauricio Quiroga, asegura que esa empresa avanza sin mirar a la competencia nacional ni extranjera y que sigue su propios objetivos. Empero, el panetón de oro en lata está ideado también para comenzar de a poco la competencia con las marcas extranjeras, y llega en un precio muy competitivo a los mercados, no pasa de los 60 bolivianos.
"Nosotros nos posicionamos en el mercado mediante el marketing, ponemos más fuerza en lo que es publicidad radial, televisiva y hacemos activaciones en los mercados, por eso nuestro panetón es muy conocido y es tradicionalmente uno de los más vendidos”, explica Quiroga.
Hay empresas panificadoras bolivianas como ésa, que diseñan su oferta de panetones a principios de cada año. San Gabriel determina qué juguete acompañará al producto navideño. "El juguete es una promoción que se implementa hace varios años. Nosotros somos los pioneros en esta forma de hacer algo de marketing y no ponemos cualquier juguete, los pensamos desde principios de año, para hacer una campaña sólida”, dice Quiroga.

Los supermercados Hipermaxi y Ketal también promocionan sus propias líneas de panetones. Pero además, el primero importó este año la marca italiana Motta.
El gerente de marketing de supermercados Hipermaxi, Salomón Chalar, sostiene que la mayoría de los clientes busca el panetón elaborado por esa cadena, aunque señala que en sus estantes se incluye a todas las marcas autorizadas por el Senasag y "en muchos casos, a precios más bajos que en los puestos de venta callejeros”. "Cada marca, cada fabricante, tiene su espacio en el mercado”, indica el ejecutivo.
Un producto que también facilita campañas de apoyo social
Cada Navidad varias instituciones acuden a los panetones como una de las vías más efectivas para la recaudación de recursos. Una de las iniciativas que este año volvió a la oferta es la de los jóvenes del hogar Méndez Arcos, dependiente del Servicio Departamental de Gestión Social (Sedeges).
El producto se vende con el nombre de Niño Jesús y las recaudaciones por la venta de las 5.000 unidades que elaboraron serán destinadas al funcionamiento de los 17 hogares que dependen del Sedeges. Cabe señalar que el centro educativo integral Félix Méndez Arcos alberga a cerca de 200 niños y adolescentes abandonados.
Un pequeño porcentaje se irá a los ahorros de los jóvenes que trabajaron en la producción, con el objetivo de que sea un capital de emprendimiento para cuando superen la edad permitida y tengan que abandonar el centro Méndez Arcos.
El Sedeges tiene muchas demandas, pese al presupuesto que la Gobernación le destina. El dinero que se logre reunir es un aporte adicional para atender a los niños y adolescentes que viven en los centros.
Por otro lado, también está el panetón que ofrece la Fundación Alalay, en convenio con supermercados Ketal. Además, por cualquier compra que se haga en la época navideña en este centro de abasto se destinará un porcentaje para proyectos sociales a niños en situación de calle que dependen del apoyo de esa fundación.
El panetón en bolsa se valúa en 21 bolivianos y el que viene en caja, en 25 bolivianos. La Fundación Alalay no sólo oferta sus panetones, sino que también pone a la venta tarjetas navideñas, a cuatro y seis bolivianos.
En el centro educativo integral Félix Méndez Arcos, que fue visitado por Página Siete, los ánimos eran muy positivos puesto que a inicios de diciembre ya tenían asegurada la venta de al menos la mitad de su producción planificada, es decir 2.500 panetones.
Mucha gente prefiere hacer compras que además sean un aporte para quienes tienen grandes necesidades materiales.

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