viernes, 12 de agosto de 2011

Barbie, noqueada

En un lado del cuadrilátero, Barbie: La muñeca rubia y blanca que conduce un descapotable rosa, tiene un novio también blanco y rubio -Ken- y de la que se han vendido más de mil millones de ejemplares en todo el mundo. Al otro lado, las Bratzs, cuatro amigas de distintas etnias, hipermaquilladas, descaradas y amantes del rap. Detrás de la primera, se encuentra Mattel, la mayor juguetera del mundo, que tendrá que pagarle a la que distribuye a las segundas, MGA, unos 320 millones de dólares por falsa demanda, según ha dictado esta semana un juez de California. Fin del primer round.

UNA RIÑA VIEJA. MGA dice tener pruebas de que Mattel hace pasar a sus empleados por dueños de jugueterías para entrar en sus fábricas

El combate comenzó en 2004 cuando Mattel denunció a MGA porque, según argumentaba, el creador de las Bratz, Carter Bryant, las había ideado mientras trabaja para su empresa. Su decisión de dimitir y llevarse esta línea de muñecas a la competencia constituía, en opinión de la compañía estadounidense, un robo. Bryant alegó que había desarrollado los juguetes durante un año sabático y el Nine circuit court de California, el equivalente al Tribunal Supremo de ese Estado, le creyó.

SE VOLCÓ LA TORTILLA. En un primer juicio, celebrado en 2008, las novatas Bratz, nacidas en 2001, perdieron la partida frente a la cincuentona Barbie. Entonces, el juez de distrito consideró que Bryant había violado su contrato con Mattel y lo condenó a él y a MGA a pagar unos 70 millones de Euros, tal y como recuerda Arcedo. "También les obligó entregar la licencia a Mattel y suspender la fabricación y venta de los productos Bratz", completa la directora de marketing de Mattel España, Elvira Sanjurjo.


Solo en España el año pasado se vendieron 200.000 Bratz y un millón de barbies, lo que echa por tierra el dicho de que "las niñas ya no quieren ser princesas".


MULTIFACÉTICA
En más de medio siglo de vida, la Barbie ha representado más de 130 profesiones; cada año se suman más con los cambios culturales. La última es la Barbie informática.

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