viernes, 12 de agosto de 2011

Aguja, papel y muchos deseos de superación sobre la pasarela


Desde su atelier ubicado en la avenida Tres Pasos al Frente, al lado del popular local El Escondite de Almendras, Marcos Cruz Tomichá (22) realiza con paciencia de santo una por una las puntadas de un laborioso drapeado que es parte principal del vestido estrella que está terminando para su primer desfile de modas.
Una veterana máquina Singer ubicada en la entrada de su modesto atelier (le costó reunir $us 3.000 para levantar la construcción) da la pauta de que allí se le da forma a los bocetos de elegantes vestidos que traza sobre papel y luego pega en la pared.
El espacio es pequeño, pero suficiente para recibir a la clientela femenina que llega, primero, a pedir asesoramiento sobre qué lucir de acuerdo a su fisonomía y, luego, si todo sale bien, se concreta en un lindo vestido de novia que puede llegar a costar hasta $us 500, o en un traje de cóctel que ronda en $us 100 (con todo incluido).
Los bustos que usa los ha hecho él mismo, pues en el mercado cuestan Bs 1.000, que prefiere invertir en telas, lentejuelas y canutillos para materializar las ideas que le rondan en la cabeza cada vez que piensa en un diseño.
Trabaja apoyado en dos operarias a las que les lleva a sus casas las cosas que hay que bordar o cortar, sin perderlas de vista ni un solo día.
Mientras él trabaja o recibe a sus clientas se puede escuchar el sonido característico del taller que funciona al lado, pues su padre, un alteño mecánico de profesión, le cedió unos cuantos metros para erigir su sueño: un atelier que le permita vivir de su profesión y, ¿por que no?, hacerse conocido y traspasar fronteras.
Marcos se profesionalizó gracias a un programa de formación para bachilleres de la Aalcaldía. Se enteró de que las clases y el material eran gratuitos y acudió a clases todos los días, de lunes a sábado por año y medio. Después hizo pasantías con las reconocidas Consuelo Fiorilo y Keny Gutiérrez. Luego de un año, se independizó.
Tocó muchas puertas y logró que la fundación Hombres Nuevos lo apoye con financiamiento y asesoramiento en estrategias y planes de negocios.
Porque tiene muchos deseos de superación (es el cuarto de ocho hermanos) quiere trabajar y surgir en su tierra, a pesar de que ha sido invitado en más de una oportunidad a trabajar en los talleres de costura de Argentina, donde la producción es en masa y se trabaja 16 horas diarias. Ya le han contado otros compañeros de aulas que se gana bien, pero se vive como ‘esclavo’.
Para no caer en ello es que con mucha ilusión presentará su primera colección este jueves, a las 20:00, en el Centro Cultural Feliciana Rodríguez, de la calle Ñuflo de Chávez.

«Aún sigo tocando puertas»
Marcos Cruz | Diseñador
¿Por qué tu atelier no lleva tu nombre?
La microempresa se llama Socram Zurc, que es mi nombre al revés. Es un atelier de alta costura con modelos exclusivos. Se trata de un proyecto que ya comenzó a marchar. Mi primera colección se llama Ilusión de sirena, que tiene diez vestidos largos y cinco cortos.
¿Ya tenés clientela?
Gracias a que estuve en Expocruz el año pasado, en el pabellón Emprendedor I de microempresas, me di a conocer. También gané un premio en la categoría visión empresarial por lo que me regalaron el letrero para mi taller, tarjetas personales y una máquina de costura que hace varios puntos.
¿A qué más aspirás?
Quiero seguir estudiando, no me gusta quedarme estancado, quiero ser reconocido, salir al exterior...
¿Qué es lo que más tegusta confeccionar?
Prefiero los vestidos de gala porque son más elaborados y requieren de toda tu creatividad y atención. Yo hago uno en una semana y los bordo personalmente. Casi siempre me inclino por los colores fuertes y vibrantes, que le dan más vida y alegría a las personas.
¿Qué les decís a otros como vos que les falta animarse a seguir tus pasos?
No les voy a mentir, al comienzo es bien difícil, hay piedras en el camino y se cierran puertas. Pero yo no me cansé de tocarlas ni me desanimé. Es más, aún sigo tocando puertas.

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