Desde hace por lo menos tres meses la señora Lely Landívar, de 72 años de edad, empezó a recolectar frutas y hierbas secas típicas de nuestra región para iniciar la labor que ejecuta hace más de 30 años: elaborar accesorios y arreglos navideños rústicos y artesanales, los cuales comercializa en las calles.
"Solo lo hago en esta temporada. El dinero recaudado es para comprarle juguetes a mis nietos y para costear la cena de Nochebuena, esta debe ser la cena más especial y elegante de todo el año", manifiesta la mujer. Mientras, envuelve parte de un tallo de plátano seco para lograr una guirnalda la cual posteriormente adorna con frutos de Trompillo, entre otras hierbas que recolecta de diversas calles y barrios de la ciudad.
Adornos super originales. "Dios me hizo comprender que todo lo que nos da tiene un fin en esta vida, yo precisamente entendí esta lección y la pongo en práctica tal como él me la enseñó", manifiestaba, mientras muestra por lo menos un centenar de pesebres de motacú, arbolitos de pino seco, siervos de flor de palmera y guirnaldas que oferta desde los 15 hasta los 100 bolivianos, de acuerdo al tamaño y modelo "Los vendo de acuerdo a lo que piden o tienen. A veces también los cambio por alimento o ropa", dice.
Su creatividad es premiada. De acuerdo a lo que relata, su creatividad y su pobreza se complementaron hace más de 30 años para un 24 de diciembre. "Aquella noche no tenía cómo darles a mis tres hijos un pan para que se lleven a la boca", refiere
"En mi pena como madre empecé a armar adornos navideños con lo que encontré, pues antes pasé clases de manualidades en la escuela de formación agrícola. Posteriormente me fui donde mis vecinos a ofrecer los objetos a cambio de dinero y alimentos", apunta la mujer que da fe que su sacrificio dio resultados esa y todas las nochebuenas que siguieron, hasta la fecha.
"Desde aquella vez, en mi Nochebuena no ha faltado la comida ni la felicidad. Así será siempre, mientras mis manos me lo permitan", afirma.
Oferta puerta a puerta. Si bien su trabajo es apreciado por quienes la conocen, la mujer debe conformarse con vender sus accesorio yendo puerta a puerta en hogares y oficinas que elige al azar, pues no cuenta con un lugar específico para su venta aparte de su domicilio en el barrio San Antonio, donde también vende plantas silvestres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario