sábado, 30 de abril de 2011

La realeza sacó lo mejor de su ropero


El matrimonio del príncipe Guillermo con Catherine Middleton, ahora duques de Cambridge, fue como se esperaba, una verdadera pasarela de la moda femenina.

Las asistentes, principalmente las integrantes de la realeza, lucieron sus mejores galas y buscaron los vestidos ideales para destacarse en este megaevento social, que se vio por TV y que está registrado en diarios y revistas de todo el mundo. Por ello nadie se quiso arriesgar y se fueron a lo seguro, al vestuario clásico, que a todas sienta bien.

“En nuestro medio recién se están poniendo de moda los tonos pasteles, lo que en Europa está de moda hace varios meses”, comentó la diseñadora Érika Weise, para quien esta boda fue un verdadero deleite, por la gala de buen gusto que hicieron sus asistentes.

En Londres hacía frío, aunque no llovió, por ello las asistentes optaron por trajes manga larga, algunas con chales y tapados. Ellos, los integrantes masculinos de la realeza y otros invitados, se vieron impecables con sus fracs o uniformes militares, bandas y condecoraciones.

Los invitados partieron de sus hoteles hasta el palacio de Buckingham, y de allí a la abadía de Westminster, donde les esperaba una alfombra roja, en la que hubo derroche de glamour. Después participaron de una recepción social y por la noche, del banquete real, ofrecido por el príncipe Carlos, en honor de su hijo y su nuera Catherine.
Se ‘robaron’ la atención del público
La instructiva de Buckingham era que las mujeres lleven sombreros en la ceremonia religiosa. Y todas le hicieron caso a la reina Isabel II, una defensora acérrima de las tradiciones.

Algunas optaron por la tradicional pamela, es decir el sombrero de ala ancha, un poco ladeada, pero otras quisieron darle un toque de modernidad a la ocasión y se pusieron unos llamativos tocados, cuyos diseños atrajeron la atención y gustaron al público.

Para el diseñador cruceño Danner Luna, este toque en la cabeza de las damas las hace lucir más elegantes y coquetas, como estuvieron las princesas Eugenia y Beatriz de York (arriba), primas de Guillermo, que optaron por sombreros modernos.

El creador de estos tocados es el inglés Philipe Pracy, que ha hecho una fortuna con las cabezas de los nobles.





Las nobles se vistieron clásicas
Danner Luna / Diseñador de modas
Los integrantes de las familias reales, que asistieron ayer a la boda en Londres, se fueron a lo seguro, al escoger trajes clásicos, en colores pasteles (rosa pálido, verde agua, celeste cielo, lavanda, gris), que sientan a todas, por lo que lucieron muy bien. La reina de Inglaterra, Isabel II, rompió aquella constante y se puso un traje amarillo, que llamó la atención tanto como la novia. Además ese color seguramente no fue elegido al azar, ya que el amarillo representa poder y riqueza, que es lo que ella tiene en abundancia. La madrastra de Guillermo, Camila, duquesa de Cornualles, sigue siendo una mala imitación de una mujer elegante. Mientras que a las princesas Beatriz y Eugenia, primas del novio, se las vio muy bien, femeninas con sus llamativos sombreros. Las otras princesas y reinas estaban vestidas acordes con la ocasión. El palacio de Buckingham emitió una instructiva del vestuario: las mujeres con trajes con el largo de la falda a la rodilla y sombrero; los hombres con ternos oscuros y corbatas o uniformes de gala de sus respectivas Fuerzas Armadas. Y los zapatos, todos clásicos, taco aguja y puntiagudos, la mayoría sin plataforma. La única que no siguió esa tendencia fue Victoria Beckham, que usó unas plataformas que estaban fuera de lugar en esta oportunidad.



Ingleses. El príncipe Carlos de Gales, padre del novio, y su esposa, Camila, duquesa de Cornualles
















Hermanos. Llegan a Westminster los príncipes Guillermo y Enrique

















Soberanos. La reina Isabel II de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, con su esposo, el príncipe Felipe, duque de Edimburgo




















Mediáticos. El futbolista inglés David Beckham y su mujer, Victoria Adam




No hay comentarios:

Publicar un comentario