lunes, 17 de noviembre de 2014

Comerciantes crean juguetes exclusivos para Bolivia en China

En mayo de este año, Marlene Pando viajó a China llevando el diseño de un tren a pilas que mientras recorre su riel, de más de tres metros de largo, lanza vapor y emite los sonidos propios de ese medio de transporte. El juguete fue ideado por ella en base a los pedidos de sus clientes. Vale 150 bolivianos y es para niños de tres a 10 años.
"Diseñamos el tren en computadora, muy similar al que nos pidieron nuestros clientes. Es un producto garantizado, porque una persona de confianza se quedó en China para controlar que sea de la calidad que pedimos”, cuenta la comerciante del mercado H uyustus, abocada al negocio de los juguetes desde hace más de 20 años. Añade que también diseñó un juego de autitos con su parqueo, buses "como el PumaKatari”, un set para jugar al médico y otros.
Elizabeth Arteaga es otra emprendedora que viaja a China para desarrollar sus propios juguetes. Este año innovó con una muñeca parecida a la Baby Lovely. "Encargamos que su cuerpo fuera de trapo, muy suave, porque es para niñas de tres a seis años, y le incorporamos otras cualidades más”, cuenta.
Explica que el objetivo es tener un juguete más barato, pero con material de buena calidad. "La Baby Lovely original vale entre 350 y 400 bolivianos. La que nosotros innovamos cuesta 160”.
Para este año, junto a sus socias, tenía planificado crear una muñeca parecida a las Paulinas "con estilo de la Chaskañawi”. "La diseñamos con rasgos y vestimenta boliviana y queríamos que contara historias nacionales, pero nos quedamos frustradas porque el material que pedíamos resultó demasiado caro”, cuenta Arteaga.
Sin embargo, asegura que mantiene en pie ese proyecto. El punto para la diseñadora es buscar mejores ofertas en China.

En el Imperio del Sol
Marlene Pando viajó este año por primera vez a China. Se asoció con su hermana y una amiga y buscó el asesoramiento de una empresa india en Chile.
Al llegar a China se contactaron con la fábrica que elaboró sus juguetes. Allá les mostraron cómo desarrollarían su producto. A Marlene le impactó que niños trabajaran en la factoría.
"En China, los juguetes son creaciones de los niños. Ellos son los que dan las ideas. Miraron nuestro diseño y nos sugirieron algunos cambios. De ese modo dimos con las medidas y otros detalles ¡es increíble!”, expresa.
Después de acordar cuánto costaría el trabajo y la calidad del material, dejaron un adelanto del 10% y regresaron a Bolivia. Dos meses después, en julio, recibieron en La Paz la primera muestra de su tren a pilas. Quedaron conformes con el producto y lo aprobaron.

En agosto comenzó a llegar el pedido. Fueron cuatro contenedores, que los distribuyeron entre los comerciantes de la Huyustus y de otros mercados de La Paz, y del interior del país.

Marlene quedó impresionada con China, sobre todo con Shangai, porque "en medio del mar construyeron edificios de 200 y 300 pisos”, comenta.
También le impactó cómo trabajan los ciudadanos chinos. "Allá el trabajo es full. A las 6:00 todos están trabajando. Algo que nos hace falta a nosotros para hacer de Bolivia un país tan maravilloso como es China”, dice. Adelanta que el próximo año volverá a ese país con ideas para nuevos juguetes, que "ya están surgiendo gracias a los clientes”.

2.800 vendedores en la Huyustus
En el mercado Huyustus de la ciudad de La Paz existen alrededor de 2.800 vendedores de juguetes, de los cuales el 10%, aproximadamente, viaja hasta China y otros países de Asia para importar esos productos.
"Es un riesgo. Se invierte mucho dinero. Mucha gente que viajó se quedó sin capital y hasta sin casa porque se hicieron estafar”, confiesa Marlene Pando.
La mujer sugiere buscar "asesores”, "gente que conozca el negocio y que esté en contacto con China”.

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