El ultraderechista Anders Behring Breivik, en el cuarto día de audiencias del juicio que se le sigue en Oslo, explicó la planificación de sus ataques, para los que había sido clave la inspiración y preparación con videojuegos. Jugaba hasta 17 horas por día a World of Warcraft, y también a Modern Warfare.
Su plan de matanza inicial era mucho mayor, pero tuvo que revisar a la baja sus ambiciones. Breivik reveló que quería matar a muchas más personas que las 77 asesinadas en Noruega el año pasado, dado que pretendía acabar con todo el Gobierno, degollar al Primer Ministro y matar a todos los jóvenes socialistas que veraneaban en la isla de Utoya.
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