Los niños de tres y cuatro años son auténticos magos que asombran con su imaginación y creatividad. En sus manos, una escoba puede convertirse en un caballo o una caja de cartón en su casa. Es muy importante fomentar esa creatividad, ya que proporciona a los niños seguridad en la escuela y en sus relaciones sociales.
Evite la 'tele'. Los tiempos modernos no contribuyen precisamente a potenciar el desarrollo de su imaginación. Una de las primeras medidas que tendrían que tomar los padres es no dejar a los niños plantados frente al televisor, un recurso muy frecuente utilizado para que no molesten.
Dibujos que decoran. Algo de mucha utilidad y que divertirá mucho al niño es proponerle que decore su habitación con sus dibujos y otras cosas que haya hecho él; sin embargo, es importante que no le imponga su punto de vista. Es mejor colgar sus garabatos a que usted lo guíe con la mano con un "¿ves? así es como se hace la vaquita". Seguramente se incomodará y se le irán las ganas de volver a dibujar. No se trata de aspirar a tener en casa a un pequeño Picasso, la idea es que vaya adquiriendo habilidades motrices y se desarrolle su personalidad. Si él quiere pintar el sol de azul, entonces es azul. Un "¡pero si es amarillo!" resulta contraproducente.
Cuando haya llenado su cuarto con sus trabajos, puede invitar a otros adultos a que los vean y elogien su habilidad. Esto aumentará su autoestima y lo animará a poner de nuevo manos a la obra.
Diversión creativa. A la hora de comprarle juguetes, elija los que sean poco estructurados como los juegos de construcción, rasti o rompecabezas; la idea es que no inviten a la pasividad. Son mejores los que los obligan a utilizar su cuerpo y su mente que los que se lo dan todo hecho. Y cuando jueguen con otros niños (y siempre sin coartarlos ni dirigir su iniciativa), puede proponerles que inventen otra variante de juego.
Comparta con su hijo. Disfrazarse con su hijo con ropas viejas y proponerle que imite a sus personajes favoritos a la vez que inventa historias puede ser el primer paso para iniciarlo en la mímica y la actuación. Estos juegos, además de ser divertidos, le enseñan a ponerse en el lugar de otras personas (empieza a comprender el sentido de la tolerancia) y le aportan mayor seguridad a sí mismo.
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