Destruyendo misiles, o fichando jugadores, así muchos jóvenes pasan gran parte de su tiempo flechados por el mundo fantástico que le muestran los videojuegos, un ocio que cuando sobrepasa los límites puede acarrear ciertos problemas en el adolescente y en su entorno social.
Diversos estudios e investigaciones aseguran que los videojuegos crean adicción y actúan en el cerebro de igual manera que la marihuana o el alcohol, generando dependencia.
Juego con riesgos. El abuso de los videojuegos puede conducir al adolescente al individualismo, y a la soledad. "Además, algunos pueden favorecer a conductas impulsivas y violentas por los distintos contenidos que se encuentran en muchos de ellos”, explica la psicóloga Lorena Flores. A su vez el psicólogo Yohonny Ledezma indica que este exceso provoca en los chicos una dependencia económica, puede volverse rebelde con los padres y no cumplir con sus tareas escolares. También surgen otros problemas como el de permanecer despierto hasta altas horas de la noche para terminar un juego.
El límite de la diversión. Ante los primeros síntomas de este tipo de problemas siempre hay soluciones, según Ledezma los juegos no siempre son malos, "Solo que se debe saber en qué momento se le debe permitir a los chicos hacer uso de ellos", agrega.
Los padres son los más indicados para poner un alto a este problema, "Se debe planificar actividades recreativas en los que se incluya en ciertos días o tiempo el uso de los videojuegos, pero todo debe ser planificado en familia, ya que esta adicción se genera por la falta de normas; sin embargo, cuando la adicción es superior se debe buscar ayuda para tratar de explorar esas capacidades en el juego en otras actividades que sean más formativas para la persona", recalca.
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