En la gran feria E3 en Los Ángeles, una muestra de ilustraciones y un gran concierto con música compuesta para juegos buscan legitimar el oficio frente a los escépticos y mostrar que la industria del videojuego se está convirtiendo en el octavo arte.
En una muestra en la mega feria de videojuegos Electronic Entertainment Expo (E3) en Los Ángeles, expusieron sus obras los creadores de escenas de una docena de juegos de alto calibre, entre ellos Halo 4, Skullgirls, el nuevo The Last of Us y Diablo III.
"Sucede como sucedió en el cine. El videojuego es nueva forma de arte, el octavo arte. Depende de cómo lo ves y cómo lo usas", dijo a AFP el chino Xin Wang, creador de un impactante primer plano de Leah, el personaje de Diablo III (de Blizzard), con una hiperrealista expresión entre preocupada y asustada.
Pero el videojuego "no es sólo arte. Tiene otros componentes que hacen al juego, tiene una utilidad. Lo que pasa es que a veces la gente se reúne no sólo para divertirse, sino para algo más", dijo el dibujante de 36 años.
En la misma feria, una exposición recorre los 40 años de historia del videojuego -donde los nostálgicos pueden usar un Atari original- y una orquesta interpretará versiones sinfónicas de música compuesta para el entretenimiento electrónico, como Skyrim, Diablo, World of Warcraft y Donkey Kong.
La búsqueda de la legitimación de los videojuegos en el terreno de artes de peso pesado como la música y la pintura tuvo un espaldarazo del prestigioso museo Smithsonian en Washington, que inauguró en marzo una exposición titulada El Arte en los Videojuegos.
Pero no para todo el mundo la validación del videojuego como arte es tan meritoria. El respetado crítico estadounidense Roger Ebert escribió en 2010 un texto, célebre entre los ofendidos creadores de videojuegos, negando a este oficio la posibilidad de convertirse jamás en una forma artística.
Citando a Platón, que definió el arte como una "imitación de la naturaleza", Ebert afirmó en el Chicago Sun Times que "una diferencia obvia entre el arte y los juegos es que uno puede ganar un juego. Tiene reglas, puntos, objetivos y resultados".
Además, argumentó el crítico, el arte es obra de un individuo, no un trabajo colectivo; y si bien puede ser realizado por muchos, es idea de uno.
"¿Quieren validación?", interpela Ebert. "Al defender su deseo de jugar ante las críticas de padres, parejas, hijos y colegas, ¿esperan poder decir 'Estoy estudiando una gran forma de arte'? Que lo digan, si eso los hace felices".
No obstante, "dentro de pocos años la gente no pensará más en esa cuestión", dijo a AFP Matt Lava, un ilustrador de 26 años que expuso su trabajo -una evocadora escena de un desierto- realizado para el juego Journey, de Sony.
El videojuego como arte "es algo nuevo para la conciencia pública, porque los videojuegos están madurando y se están haciendo trabajos más sofisticados".
Para Lava, su oficio es como la pintura. "Hay pinturas que son artísticas y otras que son funcionales. Pasa lo mismo con los videojuegos. Hay videojuegos que intentan ser artísticos, que tienen algo que decir, que están llenos de sentido. Otros son sobre coleccionar puntos y no intentan ser arte".
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