La Canon EOS 100D está pensada para el aficionado que se decide a dar el paso a las DSLR, pero sin querer dejarse el bolsillo en comprarla ni la espalda en cargar con ella. Es pequeña, muy pequeña, tanto que resulta extraño agarrarla al principio. A pesar de que conserva la forma tradicional de una cámara réflex, en seguida nos damos cuenta de que hay diferencias entre esta y todas las demás.
Pero el tamaño no implica renunciar a todas la prestaciones que se presuponen a una cámara de este segmento. Está pensada para crecer, con menús explicativos que ayudan al principiante a hacer mejores fotos. Pero los controles manuales y la extensa gama de objetivos de Canon están ahí, es una cámara réflex con todas las letras, a pesar de que casi cabe en la palma de la mano y pesa menos que cualquier otra.
Una cámara réflex que graba vídeo es un mundo de posibilidades en unas manos creativas. Y es que contar con diversos parámetros de ajuste manual, controlar el foco con precisión o cambiar la lente para adaptarse a las necesidades de cada toma enriquecen una grabación de vídeo.
La Canon EOS 100D puede ser una cámara para principiantes, pero tiene buenos valores en lo que se refiere a este aparatado. Puede grabar vídeo en calidad Full HD (1.920 x 1.080 píxeles). Las tomas en Full HD se graban a 30 cuadros por segundo (fps). Normalmente se considera que 24 fps es el mínimo de persistencia retiniana, es decir, el número de imágenes por segundo que debemos ver para que el movimiento de la imagen resulte natural. Por tanto no hay problemas en este sentido.
Al igual que el tamaño, también llama la atención el peso, de apenas 400 gramos. Es mucho más ligera que la mayoría de las réflex, y da esa sensación extraña de coger algo que peso menos de lo que parece.
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